jueves, 7 de mayo de 2020

Co ponencia de Angie Bernal y Camila Torres


Comentario Ponencia de Angie Bernal  

Para comenzar, quiero resaltar la introducción que realizo Angie sobre el contexto de Donna Haraway y los problemas que motivaron esta discusión. Pues, al conocer la historia de la autora, no solo nos ayuda a entender el origen de la crítica sobre el concepto de objetividad y la forma como se desarrolla el conocimiento dentro del mundo científico y filosófico. También, nos muestra la pertinencia de esta crítica, pues su historia es un testimonio de la lucha que muchas mujeres y hombres que no son blanco y/o heterosexuales, tienen que realizar por ganar un lugar dentro del mundo académico. Un lugar, que se supone que debería estar abierto a todos, pero que es dominado por hombres blancos privilegiados, los cuales utilizan a la academia como un bastión para la defensa del dominio que ejercen sobre los otro, en este caso específico, sobre una mujer blanca.
Creo que es un significativo que Dona Haraway, desde el inicio de su escrito, nos exprese el resentimiento que siente por el mundo académico. No es en vano, que la autora compare al mundo académico con un campo de batalla, donde los sujetos son educados para luchar descarnada para defender sus creencias, pasando por encima del otro, sin tomarse la molestia de escuchar primero que dice, como lo dice, ni por qué lo dice. Rompiendo de facto, toda posibilidad de entablar un dialogo, pues dentro de sus criticas des-legitiman el conocimiento del otro, por su lugar de enunciación, por no ser objetivos.   Por esto creo que investigar el contexto el autor dentro del proceso de analizar su pensamiento, es un paso necesario y coherente con la propuesta de objetividad propuesto por autora, del conocimiento situado.  
Adicionalmente, me parece muy interesante y pertinente el ejemplo planteado en la ponencia, sobre la crisis del covi-19. Pues pone en evidencia los problemas que implican, la forma como se educan los académicos y se desarrolla el conocimiento. Es sorprendente el observar, que ni siquiera la actual coyuntura logre convocar a toda la comunidad científica para el desarrollo de una vacuna o tratamiento efectivo contra el coronavirus. Aunque estén muriendo muchas personas, los egos y las pretensiones de poder de las diferentes potencias, conviertan el desarrollo científico en una carrera por la gloria y el domino, impidiendo la colaboración en pro de salvar vidas.
Por otro lado, me interesa mucha las preguntas que postulo al final de la ponencia y me gustaría unirme al debate al proponer una respuesta a la tercera pregunta, la cual me parece muy importante, pues cuestiona directamente la forma en que nos educamos. ¿Hay que fundamentarse primero teóricamente sobre lo que dicen algunos filósofos ilustres y luego si pensar de forma situada… o al contrario?
Creo que es un error el priorizar los procesos de fundamentación teórica frente al desarrollo de una vos propia.  Aunque no quiero des-legitimar los procesos de fundamentación teórica, los cuales son muy importante dentro del quehacer filosófico cuando se participa dentro de una discusión. Pues, los problemas filosóficos no nacen espontáneamente, todos están inscritos dentro de una tradición filosófica.  Además, dentro del ejercicio de análisis de un problema es importante escuchar diferentes voces, en especial la de aquellas personas que tiene aportes muy importantes dentro de la discusión y por ende gozan de un reconocimiento dentro de la comunidad académica.
Sin embargo, desde mi experiencia dentro de la carrera, conversaciones que he tenido con algunos compañeros y profesores, he notado que en muchos estudiantes (entre los que me incluyo) existe un problema muy fuerte de confianza lo cual impide tener una actitud propositiva frente a las discusiones.  La idealización de algunos autores, los cuales gozan de una de un reconocimiento muy fuerte dentro del mundo académico y el miedo a recibir escarnio público por decir algo que sea rechazado por la comunidad o el docente, impide que muchos estudiantes se atrevan a seguir sus intuiciones y criticar a un autor.  
Esto provoca, que muchos estudiantes nos veamos en la tediosa tarea de escribir en pro de lo que los otros quieren escuchar y no realmente en lo que creemos o sentimos. Es lamentable, pero usualmente es más cómodo y se ve mejor recompensado (en la calificación final y en la relación con algunos docentes) el apegarse al texto, impostando la vos del autor estudiado, repitiendo como loros las disertaciones que los autores canónicos dicen. Este error de quedarnos en una zona de confort, no solo se impiden el desarrollo de la discusión, pues de facto se esta negando una postura diferente que puede enriquecer fuerte mente el debate. También genera grandes problemas dentro del proceso formativos, los cuales se vuelven evidentes, cuando se nos pide realizar una ponencia, participar en debates o comenzamos a realizar la tesis.



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