Universidad pedagógica Nacional
Facultad de Humanidades
Lic en filosofía
Clase de Herramientas computacionales
Oscar Nicolás Méndez Ortiz
Cod: 2015232022
¿Qué significa vivir en
democracia?
Durante los últimos años en varios países de nuestra región se han presenta fuertes movimientos sociales, en donde la población civil ha realizado enfrentamientos con las clases dirigentes y las instituciones encomendadas en mantener el orden en la sociedad. Estos movimientos sociales han logrado convulsionar la estabilidad de la región, pues ha puesto en evidencia el gran descontento que siente los pueblos latinoamericanos con los gobiernos que los representan, independiente del espectro político al que pertenezca el gobierno de turno.
Tanto gobiernos de derecha (como Perú, Chile o Colombia) o de izquierda (como Venezuela, Argentina o Cuba) han tenido que atender los reclamos de sus respectivas poblaciones. Las calles de las principales ciudades latinoamericanas se han llenado de manifestante, donde de diversas maneras, en la mayoría de casos de forma pacífica, con diversas expresiones culturales, muestran su rechazo he inconformismo ante problemas sociales que están muy arraigado en la región, como es la inequidad social, el racismo, el incremento de la pobreza, etc. Es necesario tener en cuenta, que muchas de estas protestas surgieron antes del brote de la pandemia provocada por el coronavirus, por lo que podemos afirmar que estas protestas no son producidas por la crisis sanitaria y económica causada por la pandemia. La crisis ocasionada por el covid 19, solo funciono de catalizador para los problemas sociales que usualmente tenemos que vivir todas las personas que nacemos en esta parte del globo.
Ante este oscuro panorama que enfrentan la mayoría de los que habitamos en estos territorios, creo que resaltan en especial el caso de Colombia la autoproclamada democracia más estable y vieja de la región, por la forma tan sádica y violenta como se ha tratado de apaciguar las protestas. Esto no se debe a que los otros países vecinos los gobernantes hubieran tratado de encontrar una salida pacífica y acordada con la población inconformo, pues lamentablemente la violencia fue la una respuesta constante ante los manifestantes. El caso colombiano resalta, por la complicidad entre los diversos órganos que conforma el gobierno y una parte de la población que goza de unos privilegios los cuales no quiere ceder. Mientras que en chile después de tres meses de protestas y alrededor de 22 muertos, el gobierno de Piñera fuera acorralado a tal punto que tuvo que revertir muchas de las iniciativas que motivaron las protestas y además prometer una constituyente; o en Perú que después de 2 muertos en las protestas le costaran la cabeza al presidente, acelerando el proceso electoral. En Colombia después de un fuete escalada de violencia protagonizadas por agentes del estado, con ayuda de miembros civiles armados ilegalmente, En donde en menos de 3 meses de protestas dejaron más de 60 civiles muertos, ciento de desaparecidos y miles de mutilados no ha pasado nada. Los diferentes órganos que constituyen el estado colombiano no han tomado ninguna medida en contra de los responsables de estas masacres. Todo lo contrario, pareciera que la rama jurídica, tratara de hacer persecución a todos los que intenta velar por los derechos a protestar en Colombia.
Ante esta difícil situación, me cuestiono ¿Por qué en Colombia pasa esto, porque a diferencia de otros países, nuestras instituciones se mantienen en silencio ante la masacre? O aún más ¿Por qué nos seguimos proclamando un país democrático? Al observar la forma como el estado responde a las protestas, no veo diferencia entre la democracia colombiana y las denominadas dictaduras de izquierda como la de Nicaragua o Venezuela. Porque en ambos casos, la población civil pierde sus derechos al momento de realizar protestas en contra de las decisiones políticas. El ser protestante, salir con una capucha y un casco, se convirtió en sinónimo de terrorista. Lo cual implica, que la persona pierde todo estatus jurídico y puede ser asesinada por miembros del estado u otro civil que esta “defendiendo la patria”. Se supone que un gobierno democrático, es aquel que puede garantizar ciertos derechos a su población, entre los cuales se destaca el derecho a la libre expresión. Sin embargo, como mencione anteriormente, en nuestro país esto no se cumple, incluso o se ha demostrado en muchas ocasiones que es el mismo estado quien decide de forma despótica sobre la vida de las personas, como sucedió en los casos de los falsos positivos. Ante esta situación, es fácil deducir que en Colombia la democracia se perdió hace mucho tiempo, pues ninguna de las instituciones del estado puede garantizar los derechos a os ciudadanos. Aunque no se puede negar la responsabilidad que tiene los gobiernos arribistas en este deterioro de las instituciones, en especial la del gobierno de Ivan Duque, no creo que esta pérdida de la democracia sea únicamente responsabilidad de los gobernantes. Creo que bajo este problema existe otro más grande, el cual involucra a la persona de pie. Uribe y sus sucesores llegaron al poder por voto popular y lo más lamentable aun, muchas de sus decisiones fueron aplaudidas por el mismo pueblo.
Esto implica, que el gran problema que atraviesa nuestro país ahora, por el cual debería dejar de llamarse un país democrático, consiste en que su población no entiende que es la democracia ni el estado de derecho. Para vivir en democracia es necesario que como sociedad aprendamos a vivir y discutir con el que piensa diferente. Pues, es la única forma de hacer realidad el derecho a la libertad de expresión y pensamiento. Mientras en Colombia se siga discriminando y persiguiendo a las personas que piensen diferente, mientras se sigan matando lideres sociales y ambientales, que defienden los territorios, al hacer resistencia ante los grandes planes de desarrollo, seguiremos sumergidos en esta crisis democrática. El problema no es de los gobiernos, aunque esto no implica que sean responsables de las cosas que suceden. El problema está en nosotros, que no sabes apreciar el valor del pensamiento divergente.