jueves, 22 de octubre de 2020

 

La importancia del concepto de objetividad encarnada dentro de las instituciones educativas

Seminario de filosofía contemporánea

Oscar Nicolas Méndez Ortiz

     Este escrito tiene como fin cuestionar ¿Qué modificaciones sufrirían los procesos educativos, dentro de nuestras instituciones educativas, si adoptamos el concepto de objetividad encarnada desarrollada por Donna Haraway? Para poder resolver esta cuestión he decidido analizar el séptimo capitulo denominado “Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial” del libro “Ciencia, Ciborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza” de la filósofa Donna Haraway como referente teórico. Adicionalmente, para responder esta pregunta, dividiré el texto en cuatro partes. Primero, realizaré una breve introducción sobre el texto de Haraway. Luego, haré un análisis sobre la critica que realiza la pensadora norteamericana, además el concepto de objetividad científica, y los contrastare que existen con la propuesta de objetividad encarnada.  Para finalizar, trataré de dar una respuesta a pregunta que motivo este escrito, resaltando algunos de los cambios que tiene el adoptar el concepto de objetividad encarnada dentro de los procesos educativos.

     En el séptimo capítulo del libro de Donna Haraway Ciencia, Ciborgs y mujeres, La reinvención de la naturaleza. La pensadora norteamericana realiza una fuerte critica a uno de los pilares centrales que soporta la ciencia moderna, el concepto de objetividad científica.  La autora, partiendo de su experiencia en el mundo académico[1], el activismo político y el análisis de diferentes puntos de interpretación, sobre el problema de la objetividad, dentro del movimiento feminista. Haraway afirma, que el concepto de objetividad científico esta soportado por un discurso retorico. El cual, atraviesa con las formas como las personas se relacionan con el mundo. Crea un sistema donde el poder sobre el conocimiento está concentrado en un grupo de hombres blancos, que gozan de una posición privilegiada. Así, convierte conocimiento científico en una herramienta para el sometimiento de los otros.

En cualquier caso, los construccionistas sociales podrían mantener que la doctrina ideológica del método científico y toda la palabrería filosófica sobre la epistemología fueron ideadas para distraer nuestra atención y para evitar que conozcamos el mundo con efectividad mediante la práctica de las ciencias. (pág. 316)

     Para Donna Haraway, el método científico intenta ocultar con su relato ficticio del mundo, un fuerte sentimiento de arrogancia y superioridad frente a los demás, por medio del velo de la objetividad. Esto tiene implicaciones negativas para la sociedad y el desarrollo de las diferentes ramas del conocimiento. 

La vista en esta fiesta tecnológica se ha convertido en glotonería incontenible. Cualquier perspectiva da lugar a una visión infinitamente móvil, que ya no parece mítica en su capacidad divina de ver todo desde ninguna parte, sino que ha hecho del mito una práctica corriente. Y como truco divino, este ojo viola al mundo para engendrar monstruos tecnológicos.  (pág. 325)

     Por una parte, genera exclusión de las comunidades más oprimidas. Esto sucede, porque el enunciado al ser de carácter universal e inmutable, no dan espacio para otras formas de pensamiento, de interpretación del mundo. Es necesario negar todo saber que no coincida con las formas que el canon exige. Que no es reconocido como verdad. En especial, si quien tiene un pensamiento divergente, no está inscrito dentro del mundo académico occidental. Un ejemplo, es la relación que han tenido las comunidades indígenas y afro con las instituciones educativas en Latinoamérica, desde los procesos de colonización, en donde, se puso en duda sus capacidades cognitivas, la observar que muchas de estas comunidades no desarrollaron la escritura. Ignorando o desprestigiando su gran tradición oral y conocimiento de la naturaleza, que tienen estas comunidades.

     Por otra parte, al ser conocimiento descarnado, tiene como consecuencia que no es posible adjudicar a alguna persona la responsabilidad, por los monstruos que genera el desarrollo científico. La utilización del conociendo, para la creación de armas de destrucción masiva, el desarrollo de drones de guerra, las actividades que desembocado en grades desastre o el desarrollo de virus mortales, se toman como fenómenos naturales, evadiendo la culpa de sus actos.

     Por último, también afecta la forma como educamos y se forma el conocimiento. El enseñar bajo el paradigma que existe una verdad única, convierte los procesos educativos en una simple trasmisión de saberes, donde el estudiante toma una postura pasiva, pues solo tiene que aprender de memoria, sin importar aquello que le están diciendo contradice todo lo que  cree. Este proceso termina generando una contradicción entre el cuerpo y la mente, pues, se desprecias los saberes que los estudiantes generan con sus experiencias cotidianas, por su corporalidad. Frente a los saberes que tiene que aprender y repetir.  Lo cual en algunos casos termina matando la creatividad y confianza de los estudiantes.

      Adicionalmente, Haraway advierte que es necesario modificar como entendemos la objetividad, las formas como creamos nuevos conocimientos y como nos relacionamos con el saber para poder superar la violencia epistémica, generada por los círculos académicos. Realizando la precisión, que el contrario de la objetividad no es la relatividad, sino una objetividad situada. Se entiende por objetividad situada, a una interpretación de la objetividad, en la cual, se busca superar las contradicciones cuerpo-mente, que existen en la objetividad científica. Esto implica, tener en cuenta las condiciones contextuales de los sujetos, como su historia, el territorio que habita o su estado de salud

Necesitamos el poder de las teorías críticas modernas sobre cómo son creados los significados y los cuerpos, no para negar los significados y los cuerpos, sino para vivir en significados y en cuerpos que tengan una oportunidad en el futuro (Haraway, pág. 322)

     La propuesta que Haraway nos fórmula es una apuesta epistemológica y política. Pues, no solo modifica la forma como se crea el nuevo conocimiento, también busca modificar las relaciones, de diferentes sujetos racializados, en la sociedad. Esta interpretación del concepto de objetividad,  pretende romper con la violencia epistémica que sufren los grupos margínales de la sociedad occidental, y dar un paso a la construcción de una sociedad más equitativa, en la cual se valore  la palabra de todas las personas, sin importar su género, clase y raza. Esta propuesta está basada en el proyecto de ciencia del sucesor, postulado por Harding.

     La objetividad situada, parte de la premisa: no existe una verdad universal e inmutable. La interpretación del mundo esta mediada por las condiciones materiales, sociales, historiadas, geográficas, entre otras, que configuran al sujeto. Por lo tanto, cada persona tiene una forma particular de interpretar al mundo, la cual es muy valiosa, en cuanto la comparta y discuta su conocimiento dentro de una comunidad, mediante el dialogo.  El valor de su interpretación radica, en que cada persona guarda un fragmento, una representación de lo que es el mundo, y por medio del diálogo, se puede llegar a un consenso, con los otros. Por ejemplo, una persona que nace en una condición de privilegio, por medio de su experiencia, no podrá detectar las violencias y exclusión que sufre, una mujer negra o un campesino. Al no vivirlo en su piel, en su cuerpo, no entiende el yugo del sometimiento y no logra ver las redes de la opresión racial, de género o clase.  Sin embargo, es necesario tener en cuenta, que para Haraway, ninguna de las interpretaciones tiene más valor que otra, sin importar el lugar de enunciación. Ella afirma: 

Mirar desde abajo no se aprende fácilmente y tampoco deja de acarrear problemas, incluso si «nosotras» habitamos «naturalmente» el gran terreno subterráneo de los conocimientos subyugado. Las posiciones de los subyugados no están exentas de reexamen crítico, de descodificación, de deconstrucción ni de interpretación, es decir, de los dos modos hermenéuticos y semiológicos de investigación crítica. Los puntos de vista de los subyugados no son posiciones «inocentes». Al contrario, son preferidos porque en principio tienen menos posibilidades de permitir la negación del núcleo interpretativo y crítico de todo conocimiento (Haraway, pág. 328)

      En modo de conclusión, creo necesario que todo docente  debe cuestionar  el concepto de objetividad usado en su hacer docente. Pues, la relación que él establezca con el saber, modificará la forma como educa o trasmite su conocimiento. Considero que la educación tradicional, la cual está fuertemente enlazada con el concepto de objetividad y el método científico, especialmente a la pretensión de las verdades universales. Genera un efecto negativo, pues como comenté antes, genera un estancamiento en creación del conocimiento, generando una dependencia total a quienes domina el saber, legitimando el sometimiento. Además, este tipo de educación genera una sociedad que no sabe  sabe dialogar, que no tiene herramientas cognitivas que le permita realizar una discusión de ideas y creencias para crear conocimiento. Una sociedad enseñada a obedecer. Con un miedo arraigado en lo más profundo de su ser, que le impide cuestionar aquello que le enseñaron y consecuentemente le  teme todo lo que es diferente.  De acuerdo con la lectura de Haraway, consideró que continuar con el mismo concepto de objetividad, replica las prácticas de dominación y convierte al mundo académico, en una especie de guerra sin cuartel, donde no hay espacio para todas las voces, como nos advierte Dona Haraway

     Por su parte, si adoptamos el concepto de objetividad situada, se modificaría totalmente las practicas pedagógicas, pues al renunciar al concepto de verdad universal, el conocimiento no se depositará en el maestro, rompiendo con la estructura vertical que tiene el aula, dentro de la educación tradicional. Los procesos educativos, por lo tanto, no se pueden basar en la trasmisión de información, sino en el desarrollo de habilidades cognitivas y dialógicas, que le permita al estudiante construir su conocimiento por medio del debate con los demás, con una comunidad.

     Además, de crear un ambiente fructífero para el desarrollo del conocimiento científico. Donde todas las voces, las interpretaciones del mundo sean respetadas, analizas y contrastadas por una comunidad de investigadores. Este cambio también permite, un mundo académico se pueda alimentarse de la diversidad del pensamiento e interpretaciones del mundo, provocada por los diferentes lugares de enunciación de quienes conforma la comunidad. Es decir, desarrollar una ciencia que no responda a los intereses del patriarcado. En el momento, cuando el educador genera un cambio en la forma como se consigue el saber, se modificara la relación con el otro, con quienes piensan diferente, pues ahora, se reconoce el valor que tiene su pensamiento. Porque ninguna interpretación se impone sobre ninguna otra, ya no hay más voces silenciadas.    La verdad siento que hay más transformaciones dentro de las instituciones educativas, las cuales no poder tratar por cuestiones de la extensión del escrito. Por lo tanto, la cuestión quedara abierta, para el lector que le interese profundizar más en este asunto.

Referencias

Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. Madrid: Ediciones Cátedra.

 

 



[1] Para entender el canse de la crítica de Donna Haraway, es necesario tener en cuenta que ella  tiene formación en biología de la universidad de Colorado. Por lo tanto, muchas de las críticas que realiza sobre el método científico y algunos investigadores, corresponde a sus experiencias como investigadora en las ciencias exactas.

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