La
importancia del concepto de objetividad encarnada dentro de las instituciones
educativas
Seminario
de filosofía contemporánea
Oscar
Nicolas Méndez Ortiz
Este escrito tiene como fin cuestionar
¿Qué modificaciones sufrirían los procesos educativos, dentro de nuestras
instituciones educativas, si adoptamos el concepto de objetividad encarnada
desarrollada por Donna Haraway? Para poder resolver esta cuestión he decidido
analizar el séptimo capitulo denominado “Conocimientos situados: la cuestión
científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial” del
libro “Ciencia, Ciborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza” de
la filósofa Donna Haraway como referente teórico. Adicionalmente, para
responder esta pregunta, dividiré el texto en cuatro partes. Primero, realizaré
una breve introducción sobre el texto de Haraway. Luego, haré un análisis sobre
la critica que realiza la pensadora norteamericana, además el concepto de
objetividad científica, y los contrastare que existen con la propuesta de
objetividad encarnada. Para finalizar,
trataré de dar una respuesta a pregunta que motivo este escrito, resaltando
algunos de los cambios que tiene el adoptar el concepto de objetividad
encarnada dentro de los procesos educativos.
En el séptimo capítulo del libro de Donna
Haraway Ciencia, Ciborgs y mujeres, La reinvención de la naturaleza. La
pensadora norteamericana realiza una fuerte critica a uno de los pilares
centrales que soporta la ciencia moderna, el concepto de objetividad
científica. La autora, partiendo de su
experiencia en el mundo académico[1], el activismo político y
el análisis de diferentes puntos de interpretación, sobre el problema de la
objetividad, dentro del movimiento feminista. Haraway afirma, que el concepto
de objetividad científico esta soportado por un discurso retorico. El cual, atraviesa con las formas como las
personas se relacionan con el mundo. Crea un sistema donde el poder
sobre el conocimiento está concentrado en un grupo de hombres blancos, que
gozan de una posición privilegiada. Así, convierte conocimiento
científico en una herramienta para el sometimiento de los otros.
En
cualquier caso, los construccionistas sociales podrían mantener que la doctrina
ideológica del método científico y toda la palabrería filosófica sobre la
epistemología fueron ideadas para distraer nuestra atención y para evitar que
conozcamos el mundo con efectividad mediante la práctica de las ciencias.
Para Donna Haraway, el método científico
intenta ocultar con su relato ficticio del mundo, un fuerte sentimiento de
arrogancia y superioridad frente a los demás, por medio del velo de la
objetividad. Esto tiene implicaciones negativas para la sociedad y el
desarrollo de las diferentes ramas del conocimiento.
La
vista en esta fiesta tecnológica se ha convertido en glotonería incontenible.
Cualquier perspectiva da lugar a una visión infinitamente móvil, que ya no
parece mítica en su capacidad divina de ver todo desde ninguna parte, sino que
ha hecho del mito una práctica corriente. Y como truco divino, este ojo viola
al mundo para engendrar monstruos tecnológicos.
Por una parte, genera exclusión de las
comunidades más oprimidas. Esto sucede, porque el enunciado al ser de carácter
universal e inmutable, no dan espacio para otras formas de pensamiento, de
interpretación del mundo. Es necesario negar todo saber que no coincida con las
formas que el canon exige. Que no es reconocido como verdad. En especial, si
quien tiene un pensamiento divergente, no está inscrito dentro del mundo
académico occidental. Un ejemplo, es la relación que han tenido las comunidades
indígenas y afro con las instituciones educativas en Latinoamérica, desde los
procesos de colonización, en donde, se puso en duda sus capacidades cognitivas,
la observar que muchas de estas comunidades no desarrollaron la escritura.
Ignorando o desprestigiando su gran tradición oral y conocimiento de la
naturaleza, que tienen estas comunidades.
Por otra parte, al ser conocimiento
descarnado, tiene como consecuencia que no es posible adjudicar a alguna
persona la responsabilidad, por los monstruos que genera el desarrollo
científico. La utilización del conociendo, para la creación de armas de
destrucción masiva, el desarrollo de drones de guerra, las actividades que
desembocado en grades desastre o el desarrollo de virus mortales, se toman como
fenómenos naturales, evadiendo la culpa de sus actos.
Por último, también afecta la forma como
educamos y se forma el conocimiento. El enseñar bajo el paradigma que existe
una verdad única, convierte los procesos educativos en una simple trasmisión de
saberes, donde el estudiante toma una postura pasiva, pues solo tiene que
aprender de memoria, sin importar aquello que le están diciendo contradice todo
lo que cree. Este proceso termina
generando una contradicción entre el cuerpo y la mente, pues, se desprecias los
saberes que los estudiantes generan con sus experiencias cotidianas, por su
corporalidad. Frente a los saberes que tiene que aprender y repetir. Lo cual en algunos casos termina matando la
creatividad y confianza de los estudiantes.
Adicionalmente, Haraway advierte que es
necesario modificar como entendemos la objetividad, las formas como creamos
nuevos conocimientos y como nos relacionamos con el saber para poder superar la
violencia epistémica, generada por los círculos académicos. Realizando la
precisión, que el contrario de la objetividad no es la relatividad, sino una
objetividad situada. Se entiende por objetividad situada, a una interpretación
de la objetividad, en la cual, se busca superar las contradicciones
cuerpo-mente, que existen en la objetividad científica. Esto implica, tener en
cuenta las condiciones contextuales de los sujetos, como su historia, el
territorio que habita o su estado de salud
Necesitamos
el poder de las teorías críticas modernas sobre cómo son creados los
significados y los cuerpos, no para negar los significados y los cuerpos, sino
para vivir en significados y en cuerpos que tengan una oportunidad en el futuro
La propuesta que Haraway nos fórmula es
una apuesta epistemológica y política. Pues, no solo modifica la forma como se
crea el nuevo conocimiento, también busca modificar las relaciones, de
diferentes sujetos racializados, en la sociedad. Esta interpretación del
concepto de objetividad, pretende romper
con la violencia epistémica que sufren los grupos margínales de la sociedad
occidental, y dar un paso a la construcción de una sociedad más equitativa, en
la cual se valore la palabra de todas
las personas, sin importar su género, clase y raza. Esta propuesta está basada
en el proyecto de ciencia del sucesor, postulado por Harding.
La objetividad situada, parte de la
premisa: no existe una verdad universal e inmutable. La interpretación del
mundo esta mediada por las condiciones materiales, sociales, historiadas,
geográficas, entre otras, que configuran al sujeto. Por lo tanto, cada persona
tiene una forma particular de interpretar al mundo, la cual es muy valiosa, en
cuanto la comparta y discuta su conocimiento dentro de una comunidad, mediante
el dialogo. El valor de su
interpretación radica, en que cada persona guarda un fragmento, una
representación de lo que es el mundo, y por medio del diálogo, se puede llegar
a un consenso, con los otros. Por ejemplo, una persona que nace en una
condición de privilegio, por medio de su experiencia, no podrá detectar las
violencias y exclusión que sufre, una mujer negra o un campesino. Al no
vivirlo en su piel, en su cuerpo, no entiende el yugo del sometimiento y no
logra ver las redes de la opresión racial, de género o clase. Sin embargo, es necesario tener en cuenta,
que para Haraway, ninguna de las interpretaciones tiene más valor que otra, sin
importar el lugar de enunciación. Ella afirma:
Mirar
desde abajo no se aprende fácilmente y tampoco deja de acarrear problemas,
incluso si «nosotras» habitamos «naturalmente» el gran terreno subterráneo de
los conocimientos subyugado. Las posiciones de los subyugados no están exentas
de reexamen crítico, de descodificación, de deconstrucción ni de
interpretación, es decir, de los dos modos hermenéuticos y semiológicos de
investigación crítica. Los puntos de vista de los subyugados no son posiciones
«inocentes». Al contrario, son preferidos porque en principio tienen menos
posibilidades de permitir la negación del núcleo interpretativo y crítico de
todo conocimiento
En modo de conclusión, creo necesario que
todo docente debe cuestionar el concepto de objetividad usado en su hacer
docente. Pues, la relación que él establezca con el saber, modificará la forma
como educa o trasmite su conocimiento. Considero que la educación tradicional,
la cual está fuertemente enlazada con el concepto de objetividad y el método
científico, especialmente a la pretensión de las verdades universales. Genera
un efecto negativo, pues como comenté antes, genera un estancamiento en
creación del conocimiento, generando una dependencia total a quienes domina el
saber, legitimando el sometimiento. Además, este tipo de educación genera una
sociedad que no sabe sabe dialogar, que
no tiene herramientas cognitivas que le permita realizar una discusión de ideas
y creencias para crear conocimiento. Una sociedad enseñada a obedecer. Con un
miedo arraigado en lo más profundo de su ser, que le impide cuestionar aquello
que le enseñaron y consecuentemente le
teme todo lo que es diferente. De
acuerdo con la lectura de Haraway, consideró que continuar con el mismo
concepto de objetividad, replica las prácticas de dominación y convierte al
mundo académico, en una especie de guerra sin cuartel, donde no hay espacio
para todas las voces, como nos advierte Dona Haraway
Por su parte, si adoptamos el concepto de
objetividad situada, se modificaría totalmente las practicas pedagógicas, pues
al renunciar al concepto de verdad universal, el conocimiento no se depositará
en el maestro, rompiendo con la estructura vertical que tiene el aula, dentro
de la educación tradicional. Los procesos educativos, por lo tanto, no se
pueden basar en la trasmisión de información, sino en el desarrollo de
habilidades cognitivas y dialógicas, que le permita al estudiante construir su
conocimiento por medio del debate con los demás, con una comunidad.
Además, de crear un ambiente fructífero
para el desarrollo del conocimiento científico. Donde todas las voces, las
interpretaciones del mundo sean respetadas, analizas y contrastadas por una
comunidad de investigadores. Este cambio también permite, un mundo académico se
pueda alimentarse de la diversidad del pensamiento e interpretaciones del
mundo, provocada por los diferentes lugares de enunciación de quienes conforma
la comunidad. Es decir, desarrollar una ciencia que no responda a los intereses
del patriarcado. En el momento, cuando el educador genera un cambio en la forma
como se consigue el saber, se modificara la relación con el otro, con quienes
piensan diferente, pues ahora, se reconoce el valor que tiene su pensamiento.
Porque ninguna interpretación se impone sobre ninguna otra, ya no hay más voces
silenciadas. La verdad siento que hay
más transformaciones dentro de las instituciones educativas, las cuales no
poder tratar por cuestiones de la extensión del escrito. Por lo tanto, la
cuestión quedara abierta, para el lector que le interese profundizar más en
este asunto.
Referencias
Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs
y mujeres. Madrid: Ediciones Cátedra.
[1]
Para entender el canse de la
crítica de Donna Haraway, es necesario tener en cuenta que ella tiene formación en biología de la universidad
de Colorado. Por lo tanto, muchas de las críticas que realiza sobre el método
científico y algunos investigadores, corresponde a sus experiencias como
investigadora en las ciencias exactas.
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